Vengo a recordarte que no soy un juguete, ni un trozo de carne, ni simplemente hueso. Tampoco soy una niña, ni una roca, ni una cosa incierta. Tengo sentimientos y corazón. Si, puede que no sea fácil encontrarme y comprenderme, pero yo ya no soy de esas niñas infantiles que se enamoran de lo primero que miran, no. Soy una mujer, joven, de poca edad, pero al fin y al cabo una mujer, y eso implica tener cabeza y saber escoger a las personas indicadas.
Pues bien, te he elegido a ti, a esa persona con la que no me importa estar horas y horas hablando, a esa por la que sonrío todos los días, a esa con la que me siento a gusto, a esa con la que no me importa confesar mis emociones y mis sentimientos.
Siéntete orgullosa, si tú, persona de la que hablo, siéntete así porque has entrado en mi corazón, has pasado esa coraza dura casi imposible de derribar. Te felicito y a la vez te doy las gracias, pero una cosa si te advierto: no me hagas daño, no me utilices para tu bien, no me tomes por niña, loca o cualquier cosa parecida, no me hagas llorar de tristeza y no me faltes nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario