Y hoy estoy aquí, sentada frente al ordenador, pensando en lo que pudo ser y no fue, sintiendo que podría haber tomado tu mano y sentirla sobre la mía durante el resto de la eternidad. Hoy, todavía pienso en ti, y cada acorde de aquella débil canción me recuerda a ti, a tu sonrisa, a la sonrisa que me provocabas sin que me diese cuenta al pensar en ti. Hoy, todavía recuerdo tus caricias, esas que tanto se parecen a la leve brisa del mar que se levanta en los atardeceres de verano, provocadome escalofríos. Hoy, sentí que siempre te quise. Hoy, comprendí que aunque no estés, aunque estés lejos, te llevo conmigo, ya que tu recuerdo está fotografiado en lo más profundo de mi ser, en lo más hondo de mi alma.
Te quiero abuelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario