7 de enero de 2013

Pequeña, gracias.

Gracias por animarme cuando más lo necesito, gracias por hacer planes y hacer que cada día de las vacaciones sea único, inigualable e irrepetible. Gracias por quererme a todas horas, por no olvidarte de mi nunca. Gracias por hacerme feliz cada vez que respiras, por llorar en mi hombro cuando lo necesitas. Gracias por aconsejarme cuando estoy perdida. Gracias por darle sentido a lo que no lo tenía. Gracias por ser mi ángel de la guarda cuando estoy desprotegida, por brillar tanto como la estrella que me guía. Gracias por ser el aire que le da vida a mi pulmón, por ser la razón del ritmo de mi corazón. Gracias por compartir conmigo tus penas y alegrías, tus derrotas y victorias, tu triste canción y tu hermosa melodía. Gracias por ser todo aquello que deseo alcanzar. Gracias por mentirme a veces para no hacerme daño con la verdad.
Gracias por todo y más. Gracias por lo que me quieres y lo que me das.

2 de enero de 2013

Germán.

Y hoy estoy aquí, sentada frente al ordenador, pensando en lo que pudo ser y no fue, sintiendo que podría haber tomado tu mano y sentirla sobre la mía durante el resto de la eternidad. Hoy, todavía pienso en ti, y cada acorde de aquella débil canción me recuerda a ti, a tu sonrisa, a la sonrisa que me provocabas sin que me diese cuenta al pensar en ti. Hoy, todavía recuerdo tus caricias, esas que tanto se parecen a la leve brisa del mar que se levanta en los atardeceres de verano, provocadome escalofríos. Hoy, sentí que siempre te quise. Hoy, comprendí que aunque no estés, aunque estés lejos, te llevo conmigo, ya que tu recuerdo está fotografiado en lo más profundo de mi ser, en lo más hondo de mi alma.
Te quiero abuelo.

Al otro lado del charco

Ahora que estás allí, tan lejos, se te echa de menos más que nunca.
Eres mi amigo de toda la vida, mi mejor amigo desde siempre y no nos habíamos separado tanto nunca. Pero ya no hay vuelta atrás, tu estás allí y yo aquí.
No importa lo que ocurrió en el pasado de lo que te puedas arrepentir. Yo no me arrepiento de nada. Solo quiero darte las gracias por tanto años a mi lado compartiendo sonrisas, aficiones, momentos...
Una cosa rápida: preguntale a tu madre si se acuerda del axionman que te regalé cuando te caiste del muro del cole
Ya vuelvo, ahora voy a ser un poco egoísta diciéndote que lo que tenías aquí, jamás lo vas a tener allí. Que aquí estoy para lo que necesites, para cualquier cosa.
Se te echa de menos pequeño.
Se te echa de menos mejor amigo.

Mi falda y tus pantalones.

Hoy le pido a mis sueños que te quiten la ropa, que conviertan en besos todos mis intentos de morderte la boca.
Y aunque entiendo que tú... Tú siempre tienes la última palabra en esto del amor.
Yo hoy le pido a tu ángel de la guarda que comparta, que me de valor y arrojo en la batalla, pa’ ganarla, y es que yo no quiero pasar por tu vida como las modas. No se asuste señorita, nadie le ha hablado de boda. Yo tan solo quiero ser las cuatro patas de tu cama, tu guerra todas las noches, tu tregua cada mañana. Quiero ser tu medicina, tus silencios y tus gritos, tu ladrón, tu policía, tu jardín con enanitos. Quiero ser la escoba que en tu vida barra la tristeza. Quiero ser tu incertidumbre y sobretodo tu certeza.

1 de enero de 2013

Tal como eres. Capítulo 1.

Daniela, alias ''Dani'' tiene quince años y medio, vive a las afueras de la gran ciudad y está enamorada de su mejor amigo, Mike.
Se conocieron hace trece años y siempre han ido juntos a clase y en el grupo de amigos. Ahora ya no porque Daniela tiene unas amigas un tanto peculiares a las que no les gusta mucho mezclarse con chicos del tipo de Mike.

Un día de diciembre.

Daniela no encuentra las zapatillas. Sabe que ya llega tarde, pero ¿donde están? Las ha buscado en el armario, en el balcón, en la cocina, en el salón... Nada. No están. Le quedan dos minutos para perder el bus y ella sigue sin zapatillas. Da igual, improvisa y se pone otras que no le pegan pero sabe que no puede llegar tarde el último día de instituto.

Ha llegado al autobús, parece que el día va mejorando a ratos. Solo hace falta que cuando Aitana, la mejor amiga de Daniela, coja el bus, el asiento vacío que hay a su lado no lo ocupe nadie y quede libre para Aitana.
Llega la parada de la casa de Aitana y sube al autobús. Daniela no puede evitar sonreír al ver que su amiga se va vistiendo por el camino. Le encantan sus tonterías y sus locuras. Por desgracia el asiento del lado derecho de Daniela está ocupado pero no hay problema, Aitana tiene una buena solución: coge la mano de Daniela y la empuja con tal fuerza que la levanta del asiento para sentarse ella. Para su sorpresa, Aitana está haciendo el gesto de que Daniela tiene que sentarse encima de ella.

-Dani lo siento es que ya sabes que yo tengo que ir sentada si o si.

-Ya lo se loca, pero no es plan de que me hagas volar y romper la luna del autobús.

-Perdón, anda ven siéntate encima de mi. Yo te cojo.

-Sabes que odio parecer una niña pequeña...

-Pero si sabes de sobra que lo eres

Y Aitana se ríe de Daniela con esa sonrisa de mala malísima que pone a veces. Daniela odia que la deje en ridículo delante de los demás chicos, pero en el fondo la quiere.
Llegan al instituto y ven a todo el mundo. Allí Aitana y Daniela se reunen con Clara, Lucía y Paula para entrar a clase a por las temidas notas.
Todo el mundo va muy arreglado, se nota que por la tarde será el gran baile de navidad...

Hola, persona.

Vengo a recordarte que no soy un juguete, ni un trozo de carne, ni simplemente hueso. Tampoco soy una niña, ni una roca, ni una cosa incierta. Tengo sentimientos y corazón. Si, puede que no sea fácil encontrarme y comprenderme, pero yo ya no soy de esas niñas infantiles que se enamoran de lo primero que miran, no. Soy una mujer, joven, de poca edad, pero al fin y al cabo una mujer, y eso implica tener cabeza y saber escoger a las personas indicadas.
Pues bien, te he elegido a ti, a esa persona con la que no me importa estar horas y horas hablando, a esa por la que sonrío todos los días, a esa con la que me siento a gusto, a esa con la que no me importa confesar mis emociones y mis sentimientos.
Siéntete orgullosa, si tú, persona de la que hablo, siéntete así porque has entrado en mi corazón, has pasado esa coraza dura casi imposible de derribar. Te felicito y a la vez te doy las gracias, pero una cosa si te advierto: no me hagas daño, no me utilices para tu bien, no me tomes por niña, loca o cualquier cosa parecida, no me hagas llorar de tristeza y no me faltes nunca.