La RAE define la palabra ''imposible'' como algo que no tiene facultad ni medios para llegar a ser o suceder, y define ''improbable'' como algo inverosímil, que no se funda en una razón prudente. Puestos a escoger, a mi me gusta más la improbabilidad que la imposibilidad, como a todo el mundo, supongo. La improbabilidad duele menos y deja un respiro a la esperanza, a la épica.
Que David ganara a Goliat era improbable, pero sucedió. Un afroamericano habitando la Casa Blanca era improbable, pero sucedió. Nadal desbancando del número uno a Féderer, una periodista convertida en princesa, el amor, las relaciones, los sentimientos no se funden en una razón prudente. Por eso no me gusta hablar de amores imposibles, sino de amores improbables. Porque lo improbable es, por definición, probable. Creo que es casi seguro que no pase es que puede pasar. Mientras haya una posibilidad. Media posibilidad entre mil millones de que pase vale la pena intentarlo.
26 de febrero de 2012
25 de febrero de 2012
11 de febrero de 2012
Nos encontramos y surgieron las miradas...
Sin quererlo me volví a enamorar... Es así. No se como pasó.... Se que para ti no existo que soy una de tus conquistas rotas, que no significo nada. Pero tu para mi eres no se, por mucho que digan, digas, o diga, para mi eres casi perfecto. Me encantaba hablar contigo hasta las tantas, me encantaba que vieras mis fotos del tuenti, me encantaba que te bebieras un vasito de leche y fumaras lo menos posible cuando hablabas conmigo, me encantaba que te volvieran loquito mis mallas nuevas, me encantaban tus miradas... Me encantaba todo de ti. Hasta que me di cuenta de que todas tus promesas, las miradas, las palabras, todo de ti era mentira. He de reconocer que fui una imbécil creyendo en ti y en todas las cosas que me decías, pero eso se acabo. Quiero que algún día me veas y que veas lo feliz que soy sin ti. Que te des cuenta de que no me has echo absolutamente nada, solo me has decepcionado, nada más.
Porque por mucho que lo vuelvas a intentar, eres un caso perdido.
Gracias Peter por sacarme del sueño.
Paula.
8 de febrero de 2012
Sueño de un tiempo, tiempo de invierano.
Es una mañana soleada. Corre un poco de aire, pero se está genial en la calle.
Son alrededor de las once de la mañana y hoy he salido a montar en bici. Hoy hay bastante gente, ya que es viernes y mucha gente aprovecha para venir el fin de semana.
Da gusto pasar por Central Park, si estoy en Nueva York. Los pájaros están cantando y mucha gente hace deporte o salen a dar un paseo en esta preciosa semana. Pero quiero volver a casa. A verle a él.
Después de recorrer varias manzanas, llego a un edificio un tanto antiguo y algo feo para la estética de esta bonita ciudad. Subo las escaleras a toda prisa, tanto como las pocas fuerzas que me quedan me lo permiten. Y llego a la puerta, umm desde fuera huele a comida... Llamo al timbre, ya que no había cogido antes las llaves porque no tenia donde meterlas, y me abre él, tan guapo como siempre. Lleva una camiseta azul, que le marcan los brazos y le queda genial con su pelo claro... Mi casa está decorada diferente a las demás, se nota que nuestro gusto no es como el de la gente de aquí. Le ayudo con la comida pero de repente llaman al timbre. Él va a abrir. Escucho ''Paula, tienes visita''. Sorpresa, son ellas, y están muy cambiadas. Mi gorda, que está más gorda que nunca, y mi moco, que menudo cuerpazo tiene... Lo primero les doy un abrazo enorme, las echo mucho de menos. Primero Raquel me cuenta ese trocito de su historia que me he perdido: Al final se ha echo farmaceutica y una noche loca de fiesta loca de esas que se monta ella, pues se le fueron las copas y así está de gorda... Después Alba me dice que es modelo y no me extraña nada con el cuerpo que tiene y lo alta que es. Pero me falta alguien. Tania. Les pregunto a las chicas por ella, y me dicen que ya no está, no se que quieren decir. Me lo explican todo, y es que un día de borrachera le dió un coma etílico. Menudo palo más grande. Triste me pongo muy muy triste porque no iba a ser cosa de cuatro. Ya ibamos a ser tres. Pero en nuestros corazones siempre vamos a ser cuatro... Bueno, al final se quedan a comer.
Ya son las cuatro de la tarde o así (si, nosotros mantenemos el horario de comidas de España) me llega una carta. Bueno, no es una carta, es más bien una nota que pone ''Do you wanted to I come see you not? Well here I am at the airport. I love you princess, always.'' Sin duda alguna es ella. Lo primero que hago es quedarme quieta, no pienso, no reacciono pero... ¿y si es verdad?¿y si está aquí por mi? No lo dudo un instante y cojo el mini para dirigirme al aeropuerto más cercano.
Al llegar, aparco a toda prisa y llego a una puerta donde pone ''llegadas'' y veo que no para de salir gente. Cada vez más y más y más pero ella no sale. Ya parece que se acaba la fila de gente y ella no ha aparecido. Pero ya, cuando no tengo esperanza alguna, aparece. Si, si, es ella. Muy cambiada, distinta pero al fin y al cabo, ella. Va vestida de camuflaje tan chula como siempre, con el pelo ni muy corto ni muy largo echo una coleta, y una gorra. No lo dudo un momento y salgo corriendo sin importarme la gente que iba en dirección opuesta a mi. La abrazo, la abrazo muy fuerte, casi casi hasta estrujarla.
Llegamos al portal después de unas risas en el coche. Subiendo le comento: ''te vas a encontrar a alguien que puede que no sea de tu agrado''. Y nos abre él. Rápido se sorprenden y se abrazan. Yo me quedo un tanto anonadada. Es genial.
Después nos tiramos horas y horas hablando...
Son las diez de la noche y vamos los tres por Central Park, esta vez ella lleva a Copito, mi chiguagua blanco. Y nos cuenta, nos cuenta a todos los niños que ha echo sonreir, nos cuenta de su hermanita que ya está muy grande, nos cuenta de su viaje, sobre la gente de España, y sobre todo de lo mucho que me ha echado de menos. Es cierto que hacía ya varios meses que no nos escribíamos ni nos hablábamos pero yo siempre la tenia presente ya que tengo su foto en mi habitación y otra en el salón.
Llegamos a casa. Dos noticias, la buena: que se quedará con nosotros varias semanas, la mala: le tocará dormir en el sofá.
Paula.
Ya son las cuatro de la tarde o así (si, nosotros mantenemos el horario de comidas de España) me llega una carta. Bueno, no es una carta, es más bien una nota que pone ''Do you wanted to I come see you not? Well here I am at the airport. I love you princess, always.'' Sin duda alguna es ella. Lo primero que hago es quedarme quieta, no pienso, no reacciono pero... ¿y si es verdad?¿y si está aquí por mi? No lo dudo un instante y cojo el mini para dirigirme al aeropuerto más cercano.
Al llegar, aparco a toda prisa y llego a una puerta donde pone ''llegadas'' y veo que no para de salir gente. Cada vez más y más y más pero ella no sale. Ya parece que se acaba la fila de gente y ella no ha aparecido. Pero ya, cuando no tengo esperanza alguna, aparece. Si, si, es ella. Muy cambiada, distinta pero al fin y al cabo, ella. Va vestida de camuflaje tan chula como siempre, con el pelo ni muy corto ni muy largo echo una coleta, y una gorra. No lo dudo un momento y salgo corriendo sin importarme la gente que iba en dirección opuesta a mi. La abrazo, la abrazo muy fuerte, casi casi hasta estrujarla.
Llegamos al portal después de unas risas en el coche. Subiendo le comento: ''te vas a encontrar a alguien que puede que no sea de tu agrado''. Y nos abre él. Rápido se sorprenden y se abrazan. Yo me quedo un tanto anonadada. Es genial.
Después nos tiramos horas y horas hablando...
Son las diez de la noche y vamos los tres por Central Park, esta vez ella lleva a Copito, mi chiguagua blanco. Y nos cuenta, nos cuenta a todos los niños que ha echo sonreir, nos cuenta de su hermanita que ya está muy grande, nos cuenta de su viaje, sobre la gente de España, y sobre todo de lo mucho que me ha echado de menos. Es cierto que hacía ya varios meses que no nos escribíamos ni nos hablábamos pero yo siempre la tenia presente ya que tengo su foto en mi habitación y otra en el salón.
Llegamos a casa. Dos noticias, la buena: que se quedará con nosotros varias semanas, la mala: le tocará dormir en el sofá.
Paula.
3 de febrero de 2012
Sentir.
No sabéis lo que es pensar, sentir, que nadie daría todo por ti, cuando tu lo das todo a cada persona. Si, me siento una mierda, una basura. ¿Y por qué? Porque le fallo a todo el mundo por querer a solo unos pocos. No puedo decir que tengo amigos verdaderos. Porque cualquier cosa que cuente a una persona a la que yo llamo ''amigo'' la va a saber todo el mundo. Por eso se que solo unos pocos son MIS MEJORES AMIGOS. Esos, esos son los que me dan la fuerza.
Pero hay momentos en los que no se por donde salir, en los que no tengo muy claro para qué voy a levantarme si voy a caer de nuevo, en los que no puedo levantar cabeza, en los que me hundo. Y es así.
Ahora es uno de esos momentos, en los que me siento sola. Siento que a nadie le importo, que da igual si estoy bien o mal. Nadie pregunta ni cura. Nadie está realmente a mi lado cuando más lo necesito. Ni siquiera mi familia, y así estoy, dando pena, si, mucha. Y se que esto es lo que me he ganado por dar mi corazón al primero que pasa, por estar dispuesta a comerme el mundo con una persona, por dejar todo por una persona. Me siento boba, estúpida e imbécil, por dar más de lo que se que no voy a recibir.
Paula.
1 de febrero de 2012
Uno de los grandes, de los mas buenos.
Se ha ido, Pablito. Ese señor que da gusto conocer. El que siempre que te ve pregunta: ¿que tal mi niña?, con una sonrisa de oreja a oreja. Él. El que me daba esos caramelos de café que tanto odio pero que me los comía con tal de que en su cara hubiera una sonrisa. Sobre todo me acuerdo de cuando jugaba a la play con mis primos y jugabamos al pro. Claramente siempre me cogia al R.Madrid, pero como mis primos tenían practica, pues siempre perdía. Y él como no, me defendía, me apoyaba y celebraba mis goles.
Eso era para mi, un abuelo más.
Siempre estarás en mi corazón, Pablito, siempre.
Paula.
Eso era para mi, un abuelo más.
Siempre estarás en mi corazón, Pablito, siempre.
Paula.
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