19 de septiembre de 2018

¿Que pasó? ¿Qué hago ahora?

Siempre vi a los que decían que sufrían por amor como personas exageradas.
Total, ¿quién sufre por amor cuando es una de las cosas más bonitas que hay?

Pues yo.
Yo que no sabía lo que era amar a alguien que no quiere estar más a tu lado y decide marcharse.
Yo que siempre había abogado por los amores bonitos, los amores que pueden llegar a ser eternos, los amores de toda una vida juntos.
Y yo que desconocía que realmente se podía sufrir mucho por amor.
Allí me encontré,
sola,
perdida, 
sin saber qué hacer
ni a quién acudir.

Empezó lo que no sabía que sería una etapa en el que solo existiría el llanto, la ansiedad, la desesperación y la tristeza más absoluta. 

Pasar tiempo solo con los propios pensamientos es devastador porque al principio solo tienes rabia y resentimiento.
Pero luego llega ese fatídico momento en el que empiezas a echarte la culpa de todo y es cuando entra en juego la ansiedad y la desesperación por buscar un culpable. 

Sabes (y sé) que duele, y mucho, y que no es un dolor que se trate con medicinas sino que lleva el tratamiento de tiempo en vena y es a largo plazo.

Tiempo
al 
tiempo.

Ese es el antídoto para tanto dolor. 

Cuando pasa ese tiempo, que pueden ser días, meses o años, te das cuenta de que no merece la pena buscar un culpable, que nadie es perfecto y que será que ese alguien no era para ti. 

En esos momentos te conoces mejor y ves el mundo desde otra perspectiva. Empiezas a valorar y a tener otras preferencias en tu vida.
Cambia tu visión de cada momento, cada detalle, cada persona.

Y ya después de un tiempo, cuando no duela al recordarlo, es cuando estás curado y listo para volver a empezar.


Yo me encuentro en ese momento de aceptar que nadie tiene la culpa, que no merece la pena sufrir por algo que no me hace ningún bien. 
Estoy aprendiendo que si tenía que ser así para que después sea doblemente feliz, pues que así sea (aunque a veces se tengan días de bajón).
Y estoy sonriendo al recordar la bonita etapa que fue y que a ese alguien, en mi caso, le voy a tener mucho cariño por quién fue en mi vida pero sobre todo por cómo me hizo ser a mi.

Moraleja: se pasa mal sí, porque tienes que matar un amor que da mucha pena destruir, pero solo así se va a seguir adelante, habrá más personas y oportunidades, y no guardes rencor porque eso sólo va a hacerte ser una persona resentida.


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