El secreto no está en regalarle rosas el día de San Valentín. El secreto está en regalárselas cuando menos se lo espere, sea el día que sea.
No hace falta que la lleves de viaje. Haz que cuando cierre los ojos mientras te besa, se le olvide donde está.
No le mientas. Nunca. Antes que mentirle, déjala. No sabes el daño que puede hacer una mentira.
Si te cuenta un problema no es para que la ignores o le digas lo que quiere escuchar. Si te lo cuenta es porque confía en ti y sabe que, aunque no puedas solucionárselo, alguien la ha escuchado y no está sola.
No hace falta que le recuerdes constantemente lo guapa que es o lo buena que está. Pero por favor, no permitas que se le olvide.