19 de agosto de 2015

Feliz tercer cumpleaños.

Van a hacer 3 años desde que nació el regalo más grande y más bonito que me pudo llegar en aquel momento. Bendigo aquel 19 de septiembre.
Hablo de mi mascota, de mi perrito, de mi rayo de luz. Hablo del ser más bueno, cariñoso, simpático y adorable que hay sobre la faz de la Tiera. Hablo de Simón.
No me cansaré nunca de darle las gracias a todos los que hicieron posible que llegaras a mi vida para quedarte y llenarla del amor, del cariño y de la comprensión que necesitaba.
Mucha gente piensa que estamos locos los que tratamos a los animales como hijos, pero es que para mi eres ese ser que me hizo tener más conciencia y más responsabilidad e hizo que me diera cuenta de todo el inmenso cariño que le tenía guardado a alguien tan especial como tú.
Tuvieron que pasar 16 años hasta que llegaste, pero la espera mereció la pena porque gracias a ti se me pasó la tristeza en ciertos momentos, aprendí a quererte, a cuidarte y a mirar por ti antes que por mi misma, comprendí que lo más grande se encuentra en cuerpos pequeños, y entendí que cuando es amor puro como el que te tengo, lo es desde el principio hasta el final.
Me has enseñado que hay ciertos amores que son incondicionales e infinitos, y creeme si te digo que el que siento por ti es para toda la vida.


Gracias pequeñito.
Te adoro.

5 de mayo de 2015

Prefiero las dos.

Cuando tu mente y tu corazón no se entienden. Cuando una quiere algo y el otro otra cosa.
Cuando no sabes qué será mejor, si hacerle caso al corazón arriesgando todo o ser sensato y pensar las cosas dos veces antes de hacerlas.
Cuando ya no puedes más.
Cuando tu mente hace que te acuerdes de momentos del pasado y los imagine en un futuro.
Cuando tu corazón hace que revivas sentimientos del pasado y desmorone todo tu presente.
Cuando ni uno ni otro tienen salida.
Cuando la pueden tener los dos.
Cuando apuestas por que salga de canto, ni cara ni cruz, ni mente ni corazón.
Cuando decides que por qué no las dos a la vez.
Cuando crees que siempre se puede ser huevo y luego gallina.
Cuando pides e imploras que en ese futuro próximo ya te hayas decantado por una de las dos opciones.

20 de abril de 2015

Pilares

Adoro a mi familia. Es así.
Y no la cambiaría por nada del mundo.
Cada uno de ellos son una parte fundamental en mi vida. Ellos son los autores de lo que soy ahora. 

17 de marzo de 2015

Por si acaso.

Hoy quiero vivir, por si mañana me muero.
exprimir cada segundo en cada beso, perdiendo el sentido las agujas del reloj y volviéndose locos los minutos de mis días. Quiero ahogarme en los abrazos que me dejen sin aliento y, por supuesto, en los vasos en los que me apetezca despedirme de todas mis penas. Y decirles adiós, una por una, invitándolas a una copa o a un “volved por donde habéis venido, guapas”.
Me apetece borrarle el futuro al calendario y que lo único que cuente aquí, hoy, sea yo. Quiero ser mi pasado, mi presente y mi futuro, y advertirle a la agenda que entre todas mis tareas, mi nombre, es prioridad.
Porque hoy quiero vivir, por si mañana me muero.
Quiero empaparme de cada palabra que se cruce en mis silencios, beberme la vida en los ojos de alguien y ruborizarme por la sonrisa del que consiga dejarme sin palabras. Quiero construir un puente entre mis lágrimas y el brillo que perdí. Secar el rastro de las primeras para recuperar la luz que, a fuerza de insistirle al interruptor, terminó por fundirse.
Por eso quiero el futuro en mi presente, por si mañana me muero.
Porque no.

17 de febrero de 2015

Cuando sepas de mi

Cuando sepas de mí, tú disimula. No les cuentes que me conociste, ni que estuvimos juntos, no les expliques lo que yo fui para ti, ni lo que habríamos sido de no ser por los dos. Primero, porque jamás te creerían. Pensarán que exageras, que se te fue la mano con la medicación, que nada ni nadie pudo haber sido tan verdad ni tan cierto. Te tomarán por loco, se reirán de tu pena y te empujarán a seguir, que es la forma que tienen los demás de hacernos olvidar.

Cuando sepas de mí, tú calla y sonríe, jamás preguntes qué tal. Si me fue mal, ya se ocuparán de que te llegue. Y con todo lujo de detalles. Ya verás. Poco a poco, irán naufragando restos de mi historia contra la orilla de tu nueva vida, pedazos de recuerdos varados en la única playa del mundo sobre la que ya nunca más saldrá el sol. Y si me fue bien, tampoco tardarás mucho en enterarte, no te preocupes. Intentarán ensombrecer tu alegría echando mis supuestos éxitos como alcohol para tus heridas, y no dudarán en arrojártelo a quemarropa. Pero de nuevo te vendrá todo como a destiempo, inconexo y mal.

Qué sabrán ellos de tu alegría. Yo, que la he tenido entre mis manos y que la pude tutear como quien tutea a la felicidad, quizás. Pero ellos... nah.

A lo que iba.

Nadie puede imaginar lo que sentirás cuando sepas de mí. Nadie puede ni debe, hazme caso. Sentirás el dolor de esa ecuación que creímos resuelta, por ser incapaz de despejarla hasta el final. Sentirás el incordio de esa pregunta que jamás supo cerrar su signo de interrogación. Sentirás un qué hubiera pasado si. Y sobre todo, sentirás que algo entre nosotros continuó creciendo incluso cuando nos separamos. Un algo tan grande como el vacío que dejamos al volver a ser dos. Un algo tan pequeño como el espacio que un sí le acaba siempre cediendo a un no.

Pero tú aguanta. Resiste. Hazte el favor. Háznoslo a los dos. Que no se te note. Que nadie descubra esos ojos tuyos subrayados con agua y sal.

Eso sí, cuando sepas de mí, intenta no dar portazo a mis recuerdos. Piensa que llevarán días, meses o puede que incluso años vagando y mendigando por ahí, abrazándose a cualquier excusa para poder pronunciarse, a la espera de que alguien los acogiese, los escuchase y les diese calor. Son aquellos recuerdos que fabricamos juntos, con las mismas manos con las que construimos un futuro que jamás fue, son esas anécdotas estúpidas que sólo nos hacen gracia a ti y a mí, escritas en un idioma que ya nadie practica, otra lengua muerta a manos de un paladar exquisito.

Dales cobijo. Préstales algo, cualquier cosa, aunque sólo sea tu atención.

Porque si algún día sabes de mí, eso significará muchas cosas. La primera, que por mucho que lo intenté, no me pude ir tan lejos de ti como yo quería. La segunda, que por mucho que lo deseaste, tú tampoco pudiste quedarte tan cerca de donde alguna vez fuimos feliz. Sí, feliz. La tercera, que tu mundo y el mío siguen con pronóstico estable dentro de la gravedad. Y la cuarta, -por hacer la lista finita-, que cualquier resta es en realidad una suma disfrazada de cero, una vuelta a cualquier sitio menos al lugar del que se partió.

Nada de todo esto debería turbar ni alterar tu existencia el día que sepas de mí. Nada de todo esto debería dejarte mal. Piensa que tú y yo pudimos con todo. Piensa que todo se pudo y todo se tuvo, hasta el final.

A partir de ahora, tú tranquilo, que yo estaré bien. Me conformo con que algún día sepas de mí, me conformo con que alguien vuelva a morderte de alegría, me basta con saber que algún día mi nombre volverá a rozar tus oídos y a entornar tus labios. Esos que ahora abres ante cualquiera que cuente cosas sobre mí.

Por eso, cuando sepas de mí, no seas tonto y disimula.

Haz ver que me olvidas.

Y me acabarás olvidando.

De verdad.

(DEL GRAN RISTO MEJIDE)

10 de febrero de 2015

Italiano.

"Creo en Dios tan sólo porque no me parece que la naturaleza por si sola haya podido crear algo tan perfecto como un copo de nieve"
Anónimo.

13 de enero de 2015

Te invito a atreverte.

¿Por qué no?
¿Y si pasamos más tiempo con la familia?
¿Y si nos empezamos a dar cuenta de la suerte que tenemos por estar rodeados de esa gente que nos quiere?
Escuchémos canciones de Alejandro Sanz, ¿por qué no?
¿Y si en vez de leer tanta novela nos atrevemos con poesía?
¿Y si vemos películas románticas después de haber visto unas de miedo?
¿Quién se atreve a quererse a sí mismo por encima de los intereses de los demás?
Bailemos nuestra canción favorita como si no hubiera mañana ¿no?
¿Y si amamos a esa persona que te cuida y te demuestra lo importante que eres en su vida aún sabiendo que tú sólo miras a esa otra persona que te tiene como un pañuelo?
Seamos libres.
Canta.
Baila.
Ama.
Pero, sobre todo, atrévete.
¿Por qué no?